Saturday, August 16, 2025

🗣️ Cuando las palabras significan lo contrario


El doble discurso y la niebla de la desinformación: cómo el poder confunde para gobernar  


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El doble discurso no opera en el vacío. Es solo una pieza de un mecanismo más grande: el bombardeo constante de mentiras, medias verdades y escándalos de corrupción que saturan a la sociedad hasta paralizarla. Cuando la gente escucha todos los días que "no hay desabasto" pero vive lo contrario, que "no hay inseguridad" pero sufre robos, y que "se combate la corrupción" mientras aparecen nuevos casos de impunidad, termina perdida en un mar de contradicciones.  


La estrategia del caos informativo  

El juego es sencillo: si mientes mucho, muy seguido y en todos los frentes, la gente ya no puede distinguir la verdad. Se aplica la vieja táctica de "la mentira repetida mil veces se convierte en verdad", pero con un agravante: no solo se repiten mentiras, sino que se entierran bajo un alud de noticias, escándalos y discursos vacíos.  


- ¿Cómo dar seguimiento a un caso de corrupción si al día siguiente hay otro más grave?  

- ¿Cómo indignarse por la escasez de medicinas si el gobierno insiste en que "solo son retrasos logísticos" y luego desvía la atención con un anuncio populista?  

- ¿Cómo exigir seguridad si cada vez que hay un crimen violento, las autoridades hablan de "causas estructurales" en lugar de soluciones?  


El ciudadano común, agotado por la incertidumbre y el exceso de información contradictoria, termina por rendirse. Y en ese cansancio, el poder encuentra su victoria: si la gente ya no sabe qué creer, tampoco sabrá contra qué protestar.  


Desinformación como herramienta de control  

No es casualidad que los gobiernos autoritarios (o aquellos que aspiran a serlo) inviertan más en narrativas que en realidades. Cuando la comunicación oficial se vuelve un laberinto de eufemismos, cifras manipuladas y negaciones absurdas, el objetivo ya no es informar, sino confundir.  


- Si dices que "los precios están bajo control" mientras la inflación golpea, la gente duda de su propio bolsillo.  

- Si llamas "justicia social" a los programas clientelares, desvirtúas el concepto mismo de justicia.  

- Si cada escándalo de corrupción se responde con otro más grande, la sociedad se entumece y deja de reaccionar.  


El resultado es una pérdida colectiva de referentes. Cuando ya no hay hechos, solo versiones, el poder puede reescribir la realidad a su conveniencia.  


Romper el círculo de la mentira  

La única forma de combatir este mecanismo perverso es:  


1. No normalizar el doble discurso – Llamar a las cosas por su nombre: escasez es escasez, corrupción es corrupción, inseguridad es inseguridad.  

2. Exigir coherencia, no slogans – Que las palabras del gobierno se midan por sus acciones, no por sus ruedas de prensa.  

3. No saturarse, pero no rendirse – Saber que el exceso de información es parte de la trampa, pero mantener la capacidad de indignación.  


Porque al final, un gobierno que necesita mentir para sostenerse es un gobierno que ya perdió legitimidad. Y aunque la niebla de la desinformación sea espesa, la realidad siempre termina abriéndose paso. La gente puede estar confundida, pero no es tonta: tarde o temprano, el doble discurso se estrella contra los hechos.


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