¿Tienes un DIOS y no lo sabes?
La frase “Lo que esté en la cima de tu jerarquía de suposiciones funciona como un dios para ti” fue formulada por el psicólogo Jordan B. Peterson, quien atribuye la idea original al psiquiatra suizo Carl Gustav Jung. Aunque las palabras son de Peterson, las raíces conceptuales se encuentran profundamente en la psicología analítica de Jung. Esta afirmación, aparentemente simple, nos reta a examinar nuestras creencias más fundamentales, los valores implícitos que guían nuestras decisiones y los principios que organizan nuestra vida. Al hacerlo, conecta la sabiduría religiosa ancestral con la comprensión psicológica moderna.
El concepto de “jerarquía de suposiciones”
Una jerarquía de suposiciones es el conjunto ordenado de creencias—muchas veces inconscientes—que moldean nuestra interpretación de la realidad. Estas creencias no son sólo ideas intelectuales; determinan nuestras prioridades, nuestra definición de éxito e incluso nuestros límites morales.
En la cima de esta jerarquía está la creencia más fundamental, el “por qué” último detrás de todos los demás “porqués”.
Peterson plantea que este punto máximo actúa como una deidad funcional: no importa si lo llamamos “Dios”, “Verdad”, “Progreso”, “Dinero”, “Amor” o “Ciencia”; cumple el papel de autoridad suprema en nuestra estructura psicológica y ética. Jung, en su exploración de los arquetipos y el inconsciente colectivo, ya reconocía que los seres humanos inevitablemente se orientan alrededor de un valor supremo—lo que él llamaba la “imagen de Dios” en la psique.
El fundamento arquetípico en Jung
Carl Jung sostenía que la psique humana es intrínsecamente religiosa—no necesariamente en el sentido de practicar una fe organizada, sino en su tendencia natural a crear símbolos centrales que guían la vida. Estos símbolos, ya sean dioses mitológicos, ideales filosóficos o ideologías seculares, actúan como principios organizadores de la vida psíquica.
En su modelo, el arquetipo del Sí-mismo (Self) es el centro integrador de la personalidad, y a menudo se representa simbólicamente como una deidad o un mandala. Para Jung, negar la existencia de este centro no lo elimina; simplemente lo reemplaza con otro principio organizador, que muchas veces opera de forma inconsciente—lo que algunos podrían llamar un “dios falso”.
La reformulación moderna de Peterson
Influenciado profundamente por Jung, Jordan B. Peterson lleva esta idea al terreno psicológico y cultural contemporáneo. En Maps of Meaning y 12 Rules for Life, Peterson afirma que las personas se definen por lo que colocan en la cima de su estructura de valores. Este “valor supremo” determina cómo se interpretan todos los valores y creencias subordinados.
Si la verdad ocupa ese lugar, las acciones se evalúan según su alineación con la honestidad. Si lo ocupa el poder, entonces las relaciones, la ética y la moral se subordinan al control y la dominación.
El uso deliberado de la palabra “dios” en Peterson busca subrayar que incluso los autodenominados ateos tienen dioses funcionales—valores supremos a los que obedecen y por los que están dispuestos a sacrificarse, aunque no los nombren como tales. En esta perspectiva, la pregunta no es si tienes un dios, sino qué dios sirves.
Implicaciones para el individuo
Esta visión tiene implicaciones profundas para la autocomprensión. Si aceptamos que nuestra vida está estructurada por una jerarquía de suposiciones, debemos preguntarnos:
- ¿Qué está en la cima de la mía?
- ¿Lo he elegido conscientemente o lo adopté sin darme cuenta?
- ¿Conduce a mi crecimiento o a mi destrucción?
Jung advertía que los dioses inconscientes—los valores centrales no reconocidos—pueden ser peligrosos porque operan sin supervisión. Peterson coincide y exhorta a que ese valor supremo sea explícito y digno de devoción, para evitar ser gobernados por algo indigno.
Reflexiones culturales y sociales
A nivel social, esta idea explica por qué las civilizaciones giran en torno a ideales unificadores—la justicia, la libertad, la voluntad divina o el progreso tecnológico. Cambios en el “dios” colectivo que ocupa la cima de la jerarquía de suposiciones suelen ir acompañados de transformaciones o crisis culturales profundas. Jung lo interpretaría como un cambio en el arquetipo dominante; Peterson, como una reestructuración del sistema de valores de la sociedad.
El destino
La frase “Lo que esté en la cima de tu jerarquía de suposiciones funciona como un dios para ti” une la intuición teológica antigua con la comprensión psicológica moderna. Carl Jung sentó las bases al demostrar que la psique humana inevitablemente organiza su vida alrededor de un valor central, muchas veces simbolizado como una deidad. Jordan B. Peterson reformula esta idea para el mundo contemporáneo, desafiando a individuos y sociedades a elegir conscientemente ese valor supremo.
Ya sea que tu “dios” sea la verdad, el amor, la belleza, el poder u otra cosa, la elección nunca es neutral: moldea cada decisión, cada relación y, en última instancia, el destino tanto del individuo como de la colectividad.
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